¿Te ha pasado alguna vez que te encuentras con alguien que no deja de hablar y, para cuando termina, ya has rehecho mentalmente toda tu lista de la compra, el itinerario de tus próximas vacaciones y la estructura de tu testamento? Exacto, el ruido constante agota.
Pues lo mismo pasa con la comunicación de tu negocio. A veces, el arte de callar a tiempo puede ser más poderoso que mil palabras bonitas (y, sinceramente, también más barato).
Hoy te voy a contar por qué a veces la mejor estrategia de comunicación es cerrar la boca (metafóricamente hablando, claro). Porque si hay algo que muchos emprendedores no entienden es que, en comunicación, el silencio también habla. Y, dependiendo de cómo lo uses, puede gritar o susurrar, pero siempre dice algo.
El miedo al silencio (y por qué hay que superarlo)
El mayor problema es este: nos aterra el vacío. En el mundo del marketing y la comunicación, hemos desarrollado una obsesión enfermiza por estar siempre diciendo algo.
Publica en redes todos los días.
Sube stories cada hora.
Lanza una newsletter semanal sí o sí.
Y de repente, ahí estás tú, creando contenido como si te fuera la vida en ello, sin darte cuenta de que tu audiencia está desconectando porque… les has saturado.
El silencio, querido lector, no es malo. Lo malo es el ruido constante sin sentido.
¿Por qué el silencio es una herramienta poderosa?
Te hace memorable.
Imagina que tu comunicación es como una canción. Si no hay pausas entre las notas, todo suena como un ruido continuo. Las pausas son las que dan ritmo y sentido. En comunicación, esas pausas estratégicas te hacen destacar y ser recordado.Genera intriga.
¿Has notado cómo los grandes narradores hacen una pausa justo antes de un giro importante? El silencio bien usado puede ser el gancho perfecto para dejar a tu audiencia al borde del asiento, esperando a ver qué viene después.Le da espacio a tu audiencia para procesar.
A veces, estamos tan ocupados lanzando mensajes que no dejamos que nuestra audiencia reflexione, entienda o incluso responda. Darles un respiro puede ser la clave para que realmente conecten contigo.Evita el “bla, bla, bla” innecesario.
Porque no hay nada peor que hablar por hablar. Si no tienes algo importante que decir, mejor cállate hasta que lo tengas.
¿Cómo usar el silencio estratégicamente?
Ahora bien, no estoy sugiriendo que dejes de comunicarte por completo y te conviertas en una especie de ermitaño digital. Lo que te propongo es aprender a usar el silencio como una herramienta más en tu arsenal de comunicación. Aquí tienes algunas ideas:
1. Publica solo cuando tengas algo que decir
Parece obvio, pero… spoiler alert: no lo es. Antes de compartir algo, pregúntate:
¿Aporta valor?
¿Ayuda a mi audiencia de alguna manera?
¿Va a resonar con ellos?
Si la respuesta es no, mejor guárdatelo. Más vale un mensaje bueno cada semana que 50 mediocres al día.
2. Crea expectativa con tus pausas
¿Has escuchado hablar de la “técnica del cliffhanger”? Es lo que hacen las series cuando cortan el episodio justo en el momento más emocionante. Puedes aplicar algo similar en tu comunicación:
¿Tienes un lanzamiento importante? Empieza a generar interés con pequeños adelantos y luego guarda silencio. Déjales con ganas de más.
3. Usa el silencio como parte de tu storytelling
Si estás contando una historia (en una presentación, un vídeo o incluso una conversación con un cliente), las pausas pueden añadir dramatismo, énfasis o simplemente darle ritmo. No tengas miedo a respirar.
4. Aprende a escuchar
El silencio no solo es útil para lo que dices, sino también para lo que escuchas. Si pasas más tiempo prestando atención a tu audiencia, aprenderás mucho sobre lo que necesitan, quieren y esperan de ti.
5. Pausa para reflexionar (y ajustar tu mensaje)
No tengas miedo de desaparecer temporalmente si necesitas repensar tu estrategia de comunicación. Mejor desaparecer unos días y volver con algo brillante que estar constantemente presente pero irrelevante.
El miedo al “¿y si se olvidan de mí?”
Sé lo que estás pensando. Si dejo de publicar tanto, ¿se olvidarán de mi marca?
Spoiler: no, si lo haces bien.
La clave está en dar calidad, no cantidad. Si tus mensajes realmente conectan con tu audiencia, no necesitas estar constantemente en sus caras. Piensa en tus relaciones personales: ¿preferirías un amigo que te da buenos consejos cuando los necesitas o uno que te llama 27 veces al día para contarte tonterías?
Un caso práctico (de esos que nos encantan)
Imagina que tienes una tienda online de ropa sostenible. Llegan las rebajas de enero y, en lugar de bombardear a tus clientes con emails diarios, decides enviar un solo mensaje:
Asunto: “Las rebajas que no sabías que necesitabas (pero sí necesitas)”
Cuerpo: “Hemos seleccionado nuestras piezas más queridas, les hemos puesto un precio irresistible y les hemos dado el espacio que merecen. Échales un vistazo antes de que se vayan (porque el silencio está bien, pero no queremos que este momento pase desapercibido).”
Y luego te quedas callado. Nada de diez recordatorios al día. Solo un mensaje claro, conciso y directo. ¿El resultado? Tu mensaje destaca porque no estás compitiendo contigo mismo.
El silencio en Ekho
La comunicación no es solo lo que dices, sino también lo que eliges no decir. Porque no se trata de hablar más fuerte o más rápido, sino de hablar mejor.
Si sientes que tu estrategia está llena de ruido innecesario, quizás sea hora de redefinir tu mensaje y aprender a usar las pausas estratégicamente. Te aseguro que, cuando lo haces bien, el silencio puede ser más impactante que cualquier discurso.
Así que ya sabes, si necesitas ayuda para ajustar tu comunicación, aquí estoy (dispuesta a escuchar más de lo que hablo, lo prometo).
Nos leemos pronto
Alba