Cómo nació Ekho después de mandarlos a freír espárragos
De esclava en una agencia a jefaza libre
Lo confieso: soy un culo inquieto. Dejé atrás mi pueblo por una ciudad muy loca, pero muy polite, hace más de diez años.
Tenía un trabajo fijo y la vida resuelta, pero la Reina de Inglaterra me llamaba a gritos (o eso me pareció después de tres vinos), e hice las maletas sin pensarlo dos veces.
Al principio, fui profesora de español porque mi inglés estaba más oxidado que una bicicleta abandonada. Pero, con el tiempo, recuperé mi confianza (y mi acento), volví a mi terreno: la comunicación, esa pasión que me acompaña desde que idolatraba a Pedro Piqueras y a Marta Robles como si fueran rockstars.
Las luces de neón pueden cegarte y yo estaba encantada con las reuniones de última hora, los dulces gratis, los viajes de trabajo y las jornadas interminables. ¿Quién no quiere trabajar con un gigante internacional de la comunicación, como Dentsu?
Y aunque la pandemia no me quitó el trabajo como a muchos otros, abrió una profunda grieta en mí que se convirtió en un agujero negro que absorbía todo lo que antes me parecía un sueño.
Oculté la desilusión con nuevos proyectos, como la publicación de mi primer libro y me centré en escribir. Un libro tras otro, hasta que eso tampoco fue suficiente. ¿Qué era lo que me pasaba? Yo deduje que era la crisis de los cuarenta un poco antes de tiempo, como la menstruación que te llega sin avisar.
Así que tomé una decisión.
Con estrés, ansiedad y un portazo digno de un drama folclórico, salté al vacío. Quería seguir en comunicación, pero esta vez a mi manera. Como Sinatra, pero con más post-its.
De ese momentazo solo ha pasado un año. Más bien ha volado, porque los que emprendeis, sabéis que es una potra salvaje que hay que aprender a domar si no quieres que te tire al suelo cada dos por tres.
Monté mi propia agencia, Ekho, donde hago lo que siempre me ha gustado: enseñar y ayudar a negocios a simplificar sus mensajes y hablar el mismo idioma que sus clientes. Estrategia, creatividad y sencillez: ese es mi tridente ganador.
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Y si no tienes un negocio, pero eres escritor, también he ayudado a más de cincuenta escritores a construir su marca personal de autor y trabajar los lanzamientos de sus libros en los medios en los últimos dos años.
Estos son algunos ejemplos, pero ya solo trabajo con unos cuantos al año porque no me da la vida para más.
Con casi 20 años en comunicación y una década viviendo en el máster intensivo de Londres, vuelvo a sentir la misma chispa que cuando hice las maletas y dejé atrás mi mar, mi puchero y mi sol.
Claro, dormir menos y hacer malabares viene incluido en el paquete de ser emprendedora. Pero, ¿sabes qué? Vale la pena.
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Hace muchos años, me encontré con una de esas verdades incómodas que nadie te dice cuando empiezas a crear contenido: el trabajo gratuito tiene un límite.
Y si no es para ti, pero crees que le puede servir a alguien que conoces.
¡Cómo conecto! Y qué decisión más maravillosa :)
Hola, hice mi primer vivo en esta plataforma fue muy facil de hacer. Tengo pocos subscriptores pero gracias a un vídeo en vivo te conocí.